Staffing especializada en servicios temporales, proyecta su crecimiento con la operación en el sector agropecuario, lo que permitirá llevar a las zonas rurales contratos laborales formales. En el cultivo de palma ha crecido y proyecta más clientes en el sector arrocero y en el avícola, explica a Portafolio Juan Pablo Chaustre, gerente general de la compañía.
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¿Cuáles son los indicadores del 2024?
Cerramos con un crecimiento del 6%, por ciento. Independientemente de que no sea un año fácil, tenemos la tranquilidad de que en Staffing hemos logrado ese impacto como lo estábamos buscando y eso es súper importante.
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¿Cómo ve el 2025?
Vemos el 2025 con un poquito más de proyección y de crecimiento, principalmente en agroindustria, donde hay una oportunidad gigante. Creo que ahí vamos a centrar nuestro foco, la idea es pasar de las 600 vacantes y duplicar ese número. La proyección es que en los próximos años tengamos unas 3.000 posiciones a nivel nacional, especialmente en el cultivo de la palma y en el sector avícola. Estamos buscando tener un incremento cercano al 10% dentro de los ingresos y en el número de vacantes volver a estar muy cercano a los 10.000 trabajadores.
El 2025 va a tener todavía mucha incertidumbre, va a empezar a ser un año electoral, pero también vemos que la economía está tomando como un segundo aire
¿Con cuántas posiciones terminan el 2024?Cerca a las 8.000, como en el 2023.
¿Cómo crecerán en clientes?
Estamos trabajando muchísimo en el sector agroindustrial y en eso nos vamos a centrar mucho desde nuestra oficina de Villavicencio. También estamos con una operación importante en Yopal, con arrocera, En el sector agrícola estamos viendo que podemos tener ese mejor presupuesto para ofrecer más oportunidades de empleo formal, decente, de calidad, ajustado ciento por ciento al régimen laboral colombiano.
¿Qué hace que las empresas se interesen por contratar así, si prima la informalidad?
Está la suma de varios factores que deben impulsarse. Está la apuesta de grandes empresas en el sector agroindustrial. Y se ven las medidas que está buscando el gobierno de tener un agro más ajustado a la realidad laboral colombiana. Además, la empresa privada hace un trabajo muy fuerte con las comunidades para ofrecer salud, pensión y riesgos laborales.
Por un lado, las comunidades tienen un deseo de tener empleo formal, de capacitarse y de tener una vida laboral más ajustada a ese régimen laboral que les permite sus derechos de ley y, por otra parte, también están las ganas de la empresa privada de soportar y apoyar a las comunidades y al sector agroindustrial en general. Eso permite trabajar de manera conjunta y fortalecer el sistema laboral.
En la medida que vean los beneficios de cotizar al Sistema General de Seguridad Social dejan de estar en el régimen subsidiado y le dan la oportunidad a personas que realmente lo necesita. Rebajar esos 13 millones de colombianos que están en la informalidad a un empleo formal, decente y de calidad, va a permitir de una manera más importante que la dinámica laboral en general se mueva. Ahí es donde buscamos fortalecer el empleo, no precarizarlo.
¿Qué tan lejos están los cafeteros de hacerlo?
Pasa algo muy complicado y es que las nuevas generaciones no quieren trabajar en la actividad cafetera que ha sido de tradición.
Ahí debe haber un trabajo muy importante también de concientización en el campo. Además, con los pequeños cultivadores es más difícil ese tema de la responsabilidad laboral, y de no pagar el jornal. Es necesaria una campaña de la mano con el Gobierno.
¿Cuál es la expectativa con la reforma laboral?
Para el sector sigue siendo un reto. Aunque la reforma no acaba con las empresas de servicios temporales, sí nos preocupa la estructura general porque cuando tenemos tantos costos laborales, estos terminan siendo enemigos del empleo formal, ya que se afectan de manera significativa las finanzas de las empresas. Entonces la integralidad de la reforma laboral sí va a empezar a afectar mucho el empleo formal. En la medida en que eso genera un costo adicional, los empresarios empiezan a angustiarse un poco. Y mi preocupación con la reforma es la pequeña y la mediana empresa, porque se puede incrementar la informalidad por las dificultades que tendrían para asumir los costos laborales y si los asumen tendrían que trasladarlos a su producto o a su servicio, generando una presión inflacionaria importante.
Se tiene que entender que es muy difícil que metamos a toda la estructura laboral colombiana en una misma camisa. Aunque ya hay algunas diferenciaciones, como en el tema de las plataformas digitales, el grueso es muy general. Hay que ser muy cuidadosos con la reforma.
CONSTANZA GÓMEZ GUASCA
Periodista de Portafolio