Entre 1995 y 2017, las importaciones en Colombia experimentaron un crecimiento notable en valor y cantidad, de US$13.900 millones a US$77.400 millones, según un estudio del Banco de la República. El aumento estuvo principalmente impulsado por productos como maquinaria, equipos de transporte y productos químicos.
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Sin embargo, el mercado importador colombiano se distingue por su alta concentración, complejidad regulatoria y dinámica fluctuante. El documento, elaborado por Jorge García-García y otros autores, utiliza un modelo econométrico Poisson, que refleja un escenario dominado por un grupo reducido de importadores y una creciente protección regulatoria, donde las barreras no arancelarias juegan un papel determinante.
«El 5% de los mayores importadores, equivalente a 1.662 firmas, representó el 85% del valor total de las importaciones en 2019«, destacan los autores. Esta concentración también se refleja en el índice Herfindahl-Hirschman (IHH), que mide la concentración del mercado: mientras un mercado competitivo registra valores bajos, en el mercado colombiano predominan índices elevados, especialmente en productos con alta regulación.
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Las medidas no arancelarias (MNA), que incluyen iniciativas como inspecciones sanitarias y cuotas comerciales, afectaron al 65% de las partidas arancelarias importadas durante el período estudiado. «Los productos cubiertos por un mayor número de MNA enfrentaron probabilidades de importación significativamente menores», señalan los investigadores.
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Estas restricciones también incrementaron la elasticidad de la probabilidad de importar, especialmente en los sectores de alimentos y productos químicos, donde las MNA son más numerosas e intensas.
Desde otro punto de vista, el documento también aborda la evolución de las importaciones en Colombia. Durante el período de estudio, se observó un aumento sostenido en el número de firmas importadoras activas. No obstante, este crecimiento no fue uniforme, ya que «menos del 3% de todas las firmas lograron importar durante los 25 años analizados de manera consistente», indican.
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En términos de elasticidad, destacan que variaciones en factores clave afectan la probabilidad de importar. Por ejemplo, un aumento del 1% en las MNAs reduce la probabilidad de importar en un 1,78%, mientras que un incremento del 1% en el valor de la mercancía disminuye esta probabilidad en un 1,06%.
«Estos hallazgos subrayan cómo las políticas regulatorias afectan la decisión de importar, restringiendo tanto el acceso a bienes como la diversificación del mercado«, explican.
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En cuanto a los sectores más afectados, resaltan que los productos clasificados bajo alimentos y animales vivos registraron las mayores probabilidades de ser importados, seguidos de químicos, manufacturas y maquinaria. «La necesidad de importar alimentos esenciales, junto con las barreras sanitarias, genera una paradoja: son los productos más necesarios pero también los más regulados«, dice el informe.
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Políticas de protección comercial y concentración
Además, las políticas de protección comercial también jugaron un papel crucial. Aunque los aranceles disminuyeron gradualmente desde 2010, se destaca que su impacto en la probabilidad de importar fue menor comparado con las MNAs. Esto, teniendo en cuenta que el mercado colombiano muestra una sensibilidad mucho mayor a las regulaciones no arancelarias que a los aranceles tradicionales.
Una de las características más llamativas del mercado importador colombiano es su concentración. Según el informe, un pequeño grupo de firmas realiza una gran proporción de las transacciones de importación.
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Este fenómeno es evidente en los sectores de maquinaria, químicos y manufacturas, donde las cinco principales empresas importadoras acumulan hasta el 70% del valor total de las importaciones. Este nivel de concentración no solo limita la competencia, sino que también afecta la dinamización del mercado y la inclusión de nuevos actores.
Los efectos de las MNAs también son notables en términos de elasticidad pues ya que incluyen desde inspecciones sanitarias hasta cuotas comerciales, no solo reducen la probabilidad de importar, sino que también incrementan los costos y tiempos asociados a las transacciones.
«Las MNAs se han convertido en un obstáculo significativo, especialmente para las pequeñas y medianas empresas que buscan incursionar en el mercado internacional«, advierten.
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En este contexto, el informe también subraya la importancia de las políticas públicas para equilibrar la balanza comercial y fomentar una mayor inclusión. Aunque la protección del mercado nacional es una prioridad, los autores alertan sobre el riesgo de generar barreras excesivas que puedan limitar el acceso a insumos esenciales y afectar la competitividad de las industrias locales.
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Restricciones
Otro de los puntos que se abordan dentro del estudio es el impacto de las restricciones, que también varía según los sectores. Por ejemplo, los alimentos y animales vivos enfrentan una alta intensidad de MNAs, con un promedio de 14 medidas por partida arancelaria.
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Esto contrasta con sectores como maquinaria y equipos de transporte, donde el número promedio de MNAs es mucho menor. «La alta regulación en alimentos se justifica en parte por razones sanitarias, pero también responde a intereses proteccionistas«, explican.
Estas restricciones afectan la distribución de las importaciones entre diferentes actores, mientras que las grandes empresas tienen los recursos necesarios para cumplir con las MNAs y superar las barreras de entrada, las pequeñas empresas enfrentan mayores dificultades. Este desequilibrio contribuye a la concentración del mercado y limita la competencia.
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Por otro lado, el análisis resalta que el mercado importador colombiano está influenciado por factores externos, como la volatilidad en los precios internacionales y las variaciones en las tasas de cambio.
«Estos factores externos, combinados con las barreras internas, generan un escenario complejo que requiere de estrategias integrales para mejorar la eficiencia del mercado«, concluye el informe.