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Agua y energía: un matrimonio con futuro

nacho moreno

El agua y la energía están intrínsicamente ligados, no tanto por conveniencia sino por necesidad. Tal y como hemos mencionado en numerosas ocasiones, el acceso a ambos es vital para la humanidad y es de hecho, uno de los grandes desafíos globales a los que tenemos que hacer frente. El cambio climático, la presión sobre los recursos hídricos por una escasez cada vez más acuciante de agua y la demanda creciente de energía por parte de nuevas industrias (como los centros de datos) han potenciado aquellos modelos basados en crear sinergias entre ambos recursos, que impulsan una gestión eficiente de los mismos, un acceso sostenible en el tiempo y una reducción de la huella medioambiental. 

No podemos olvidar la responsabilidad de cada compañía para construir no solo hacia una economía sostenible, sino hacia una prosperidad sostenible. Claramente no hay una fórmula mágica para conseguirlo, pero todo indica que el camino correcto pasa por la gestión eficiente y óptima de los recursos naturales. Y la mejor manera de garantizar la misma es a través de la combinación de energía renovable con los recursos hídricos. 

La realidad es terca, y refleja que la industria global aglutina un 20% del consumo de agua a nivel mundial y el 37% de la energía (según cálculos de la ONU y de la Agencia Internacional de la Energía). A esta cifra hay que añadir la desigualdad imperante en lo que al acceso del agua se refiere: unos 2.000 millones de personas (más del 26% de la población mundial) no tienen acceso a agua potable y más de 4.000 millones sufren una grave escasez de agua en las zonas donde viven. Regiones como el norte de África y Oriente Medio son las más afectadas y está en nuestra mano contribuir a garantizar la disponibilidad de agua para la población y, hacerlo reduciendo el consumo energético. No es por tanto realista pensar en un futuro medianamente próspero y sostenible en el tiempo si las compañías no asumimos la necesidad de garantizar esa gestión eficiente de los recursos naturales.

En Cox hemos convertido esa responsabilidad en nuestra razón de ser. La interdependencia entre ambos recursos es de hecho el pilar de un modelo de negocio pionero e incluso único: nuestras concesiones de agua se nutren de proyectos energéticos renovables vinculados a ellas, generando un ecosistema eficiente, sostenible y aun así, rentable. La premisa, Energy Follows Water, es tan clara como el agua. A cada activo existente de agua, a cada nueva concesión de agua, le sigue un proyecto de generación de energía limpia que hace que infraestructuras en principio complejas (como puede ser una desaladora de gran capacidad) sean no solo autosuficientes, sino más eficientes. Es un modelo de negocio que garantiza una mayor eficacia en la generación y gestión de recursos hídricos. Infraestructuras como la desaladora de Taweelah son el ejemplo claro del camino a seguir:  capaz de abastecer a más de cuatro millones y medio de habitantes de Abu Dhabi reduciendo el uso de demanda externa proveniente de combustibles fósiles gracias a la instalación de un campo solar fotovoltaico, y optimizando el coste de generación de agua. 

La industria de desalación vive un claro momento de crecimiento, con previsiones que apuntan a que el mercado mundial roce una necesidad de inversión por encima de los 30.000 millones de dólares de 2030; empujada sin duda por el creciente estrés hídrico. En Cox hemos asumido la responsabilidad que supone ser una de las principales compañías del mundo en la gestión de infraestructuras de (con más de 250 referencias y con presencia en la gestión del 10% de capacidad mundial de desalación instalada). Y hemos optado por un modelo de negocio con el que buscamos inspirar a la industria de desalación, con ese objetivo de lograr prosperidad que garantice el futuro de generaciones venideras. 

Y junto a este matrimonio perfecto entre el agua y la energía, Y en ese horizonte hacia un planeta mejor, también emergen el almacenamiento en baterías y las plantas termosolares como soluciones clave y como un mercado a tener muy en cuenta en los próximos años. Las proyecciones de crecimiento del mercado de baterías, a nivel global, pasan por una tasa anual del 21% hasta 2032, según Fortune Business Insights, mientras que la electricidad generada por plantas termosolares podría satisfacer hasta el 25% de las necesidades energéticas mundiales para el año 2050. 

Son cifras que dan fe de la transición mundial hacia fuentes de energía más limpias. Una senda en la que la gestión hídrica y la energética deben ir de la mano. El modelo basado en la integración de ambos recursos no es solo es viable, sino imprescindible para construir un futuro más resiliente, eficiente y sostenible.