Actualmente, el sector energético está marcado por factores como el escenario geopolítico actual, una demanda creciente de electricidad o la necesidad de avanzar hacia un modelo más limpio.
La geopolítica es especialmente relevante en este sector en Europa, ya que no tenemos fuentes de energía propias, salvo en el caso del sol, del viento y en algunos sitios del agua.
A nivel macroeconómico, la reducción de tensiones con países como Rusia podría facilitar el acceso a materias primas como el gas y abaratar los costes. No obstante, es necesario que Europa alcance la independencia energética y, para lograrlo, es fundamental llevar a cabo medidas que favorezcan los planes de desarrollo en infraestructuras en cada uno de los países y diversificar el mix energético para asegurar el abastecimiento energético.
Por tipología de energías renovables, la fotovoltaica y la eólica en sus dos vertientes (marina y terrestre) presentan planes de crecimientos muy importantes. En concreto, la fotovoltaica es la renovable que tiene mayor potencial de crecimiento en términos absolutos por su precio, facilidad y rapidez de instalación. En España, la irradiación solar y el marco regulatorio favorable al uso de las energías renovables convierten a la energía fotovoltaica en una de las más atractivas tanto para el autoconsumo como para la producción a gran escala por parte de empresas de energía, siempre y cuando se consigan firmar acuerdos bilaterales con terceros, ya que el enorme volumen de producción en horas pico lleva a la obtención de precios muy bajos e incluso nulos.
Por su parte, los biocombustibles en especial el biometano cuentan con la atención de muchas compañías e inversores que están poniendo el foco en este segmento. Aunque en este momento no cuente con mucha visibilidad, se espera que haya un fuerte desarrollo que permita la obtención de rentabilidad razonablemente atractiva en los próximos años.
En cuanto al hidrógeno verde, es una de las tecnologías que tiene mayor potencial, pero su viabilidad está supeditada a la escalabilidad de los electrolizadores. Estos deben ser más asequibles y es fundamental que haya una oferta y una demanda que permita que el hidrógeno verde pueda seguir desarrollándose. El hidrógeno verde además se perfila como una gran apuesta para encaminarse a la descarbonización industrial.
Uno de los principales desafíos que presentan las energías renovables, especialmente la eólica y la fotovoltaica, es la intermitencia en el suministro ocasionada por condiciones climáticas donde los ciclos combinados junto al almacenamiento energético van a jugar un papel fundamental. En este escenario, las baterías se podrían posicionar como elemento clave para garantizar la estabilidad del suministro eléctrico.
Retos de inversión en energías renovables
El sector energético tiene grandes oportunidades para invertir, pero también conlleva una serie de riesgos con los que se debe contar. Ejemplo de ello es la regulación que es indispensable tenerla en cuenta para hacer una buena previsión a futuro. Las organizaciones públicas deben impulsar regulaciones más favorables que permitan obtener unos rendimientos más altos a las compañías para que puedan desarrollar toda la red a nivel europeo.
Otro riesgo a vigilar es la gestión de las cadenas de suministro que deben ser gestionadas de manera proactiva y óptima por parte de las compañías, haciendo una correcta planificación para el abastecimiento de los diferentes recursos y materiales que permitan evitar los cuellos de botella.
La creciente demanda de mano de obra cualificada ha desencadenado en otro de los riesgos, que es la escasez de talento. Para paliar este desafío, es imprescindible que las instituciones públicas y las compañías de manera interna capaciten a personas para hacer frente a estos proyectos.
La obtención de permisos en ocasiones se dilata e impide que se desarrollen los proyectos en tiempo y forma. Por ello, es muy importante contar con las capacidades necesarias para evitar retrasos y que se puedan cumplir los planes de las compañías.
La modernización y digitalización de infraestructuras ya existentes son fundamentales para que las plantas funcionen correctamente y puedan seguir operando de forma eficiente.