Erik y Lyle Menéndez dan un paso más hacia su libertad. El juez Michael Jesic ha permitido a los hermanos continuar su lucha por la excarcelación. Esta opción peligraba después de que Nathan Hochman, el fiscal de Los Ángeles, anunciara que su oficina se oponía a la liberación de los hermanos, quienes mataron a sus padres con una escopeta en agosto de 1989, cuando tenían 18 y 21 años. “Hoy es quizá el día más importante para ellos desde que fueron encarcelaros. Han esperado mucho tiempo a que se haga justicia”, ha señalado Mark Geragos, el abogado de los Menéndez, tras la audiencia. Geragos podrá solicitar una nueva sentencia el jueves 17 de abril en el tribunal de Los Ángeles.
Nathan Hochman, el fiscal de Los Ángeles, lleva meses poniendo obstáculos al anhelo de libertad de los Menéndez. En una conferencia de prensa celebrada en marzo, dijo con toda claridad que Lyle y Erik no merecían volver a las calles porque nunca han mostrado arrepentimiento por el crimen ocurrido en la casa de la familia en Beverly Hills. También los acusó de mentir sobre los hechos de aquella noche de hace 36 años. “No cumplen los estándares para una nueva sentencia ni para una rehabilitación”, consideró Hochman entonces.
El fiscal confronta a los Menéndez, quienes afirman que el crimen se produjo después de ser víctimas de abuso sexual por parte de su padre, el ejecutivo musical José Menéndez. Pero los letrados gubernamentales creen que el asesinato respondía al interés de quedarse con la herencia familiar.
“Siguen manteniendo falsamente que el 20 de agosto de 1989 sus padres abandonaron la guarida familiar armados y con la intención de matarlos”, escribió Hochman en un documento que pedía al juez desestimar la solicitud de los hermanos. “Se les ha ofrecido el camino de una nueva sentencia, pero los hermanos Menéndez llevan 30 años encerrados en un búnker de mentiras, falsedades y negaciones”, añadió el fiscal en el texto.
Este famoso caso de Los Ángeles registra novedades desde octubre. El entonces fiscal George Gascón informó que estaba dispuesto a valorar algunas evidencias que salieron a la luz en la investigación de dos documentales dedicados a los hermanos. En Menendez + Menudo: Boys Betrayed, emitido por la cadena NBC, se reveló el carácter de depredador sexual de José Menéndez, pues se encontró a otra víctima, Roy Roselló, integrante de Menudo, quien dijo haber sido violado a los 14 años por el ejecutivo. Los crímenes sexuales de Menéndez a sus hijos fue el tema central de Los Hermanos Menéndez, estrenado en Netflix el año pasado.
El crimen está lejos de ser olvidado. Cooper Koch, el actor que encarnó a Erik Menéndez en Monstruos, la versión dramatizada de los hechos, dirigida por Ryan Muprhy para Netflix, estuvo presente este viernes en la audiencia celebrada en el tribunal superior de Los Ángeles.
Con las nuevas pruebas, Gascón recomendó una nueva sentencia. Esta pasaría de ser cadena perpetua sin posibilidad a libertad condicional, a una de 50 años a cadena perpetua. El cambio hubiera beneficiado con la libertad a los hermanos, quienes cometieron en doble homicidio antes de sus 26 años y llevan en prisión 35 años.
Algunos analistas, no obstante, consideraron que la propuesta del fiscal respondía a su intento por mantenerse en el cargo en las elecciones de noviembre. El fiscal progresista perdió en los comicios frente a Hochman, un moderado que hizo campaña con la promesa de ser menos blando con el crimen.
Habib Balian, uno de los fiscales del caso, acusó este viernes a Gascón de actuar con motivaciones políticas y criticó la petición de la sentencia porque restaba gravedad a detalles del cruento doble homicidio. Balian ha insistido en la audiencia que los hermanos actuaron por avaricia y que planearon deshacerse de sus padres cuando supieron que estos los iban a eliminar del testamento. Citó exámenes psicológicos que determinaron que Erik y Lyle actuaron en defensa propia.
El argumento en favor de la libertad de los hermanos comenzó a ganar momento. Llevó incluso a posicionarse a Gavin Newsom, el gobernador de California. El mandatario demócrata, quien hace algunos años bloqueo la libertad condicional del asesino de Bobby Kennedy, descartó ceder a las solicitudes de clemencia de los Menéndez. Newsom cerró uno de los caminos para que estos recuperaran su libertad. El gobernador dijo que aguardaría a la decisión de Nathan Hochman. Esta fue la negativa.
Las nuevas revelaciones sobre el caso han auxiliado a desplazar la responsabilidad del crimen. Este ha pasado de los hermanos a la figura del padre, un exitoso empresario con una meteórica trayectoria en la industria del entretenimiento. José Menéndez nació entre una familia rica de Cuba y emigró cuando Fidel Castro llegó al poder en la isla. Arribó a Estados Unidos con 16 años. En una universidad de Illinois conoció a una reina de belleza, Mary Louise Andersen, a quien todos llamaban Kitty. La pareja se casó y se mudó poco después a Nueva York.
Menéndez trabajó para RCA, donde se convirtió en presidente de Ariola, su división de discos. Abrió el catálogo a los artistas latinos como Menudo, la más exitosa boy band en español, y fichó a exitosos grupos como Eurythmics y Duran Duran.
José y Kitty fueron asesinados el 20 de agosto de 1989 mientras veían la televisión en una mansión de Beverly Hills, que había sido propiedad de Elton John y Michael Jackson. Aquella noche se realizaron casi 30 disparos con dos rifles empuñados por Erik y Lyle.
La defensa intentó probar que Jose Menéndez no era solo el exitoso hombre de negocios, sino un monstruo dentro de su casa. Una abogada presentó fotografías que Menéndez supuestamente había tomado del miembro de Lyle y que fueron halladas en un sobre junto a imágenes de un cumpleaños familiar. Lyle también contó cómo su padre comenzó a decirle desde pequeño que las relaciones homosexuales eran comunes desde la antigua Grecia entre los soldados.
“Le pedí a mi madre que le dijera a papá que me dejara en paz, que seguía tocándome. Me dijo que parara, que estaba exagerando, que mi papá me tenía que castigar cuando hacía cosas malas y que me amaba”, dijo desde el banquillo en el juicio que encandiló a los estadounidenses a mediados de los años noventa. Décadas más tarde, el efecto no ha pasado del todo.