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Carlos Lehder, exjefe del cartel de Medellín, aterriza en Colombia

El exnarcotraficante colombiano Carlos Lehder, uno de los jefes del cartel de Medellín en los años ochenta, ha aterrizado este viernes por la tarde en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá. El excapo, socio de Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha en una de las mayores organizaciones criminales del mundo en aquella década, regresó al país procedente de Frankfurt, Alemania, país en el que residía desde 2020, cuando fue liberado de prisión en Estados Unidos. Según Migración Colombia, en ese momento fue entregado a miembros de la Policía Nacional, al haber una orden de captura vigente en su contra. La Policía indica que, en principio, está en una verificación de antecedentes.

Lehder, de 75 años, fue el primero de los grandes capos colombianos que fue extraditado a Estados Unidos. Allí cumplió una pena de prisión de más de 30 años, tras ser capturado cerca de Medellín (Antioquia) en 1987. Después de su liberación, se había establecido en Alemania, país del que es ciudadano por herencia paterna. Desde allí ofreció varias entrevistas a medios de comunicación, tras años de silencio, y escribió el libro Vida y muerte del Cartel de Medellín, en el que contaba sus años en el mundo de la delincuencia y el crimen. En 2024 decía a este diario que nunca ha participado en ningún asesinato, a diferencia del sanguinario Escobar.

El excapo, nacido en Armenia en septiembre de 1949, fue hijo de Guillermo Lehder, un ingeniero alemán que llegó a Colombia en los años veinte, y de Helena Rivas, natural de Manizales. Hijo rebelde de la familia, entró en el mundo del narcotráfico en los años setenta. Con los años, se construyó una imagen de mujeriego, borracho y amante de todo tipo de excesos y excentricidades. Incursionó en la política como líder del Movimiento Cívico Latino Nacional, con el que se presentó como un ferviente anticomunista y un feroz opositor al tratado de extradición entre Colombia y Estados Unidos. De hecho, llegó a considerar el narcotráfico como un “arma revolucionaria” contra del imperialismo.

Fue capturado por las autoridades colombianas en febrero de 1987, cuando el país sufría las consecuencias de la cruenta guerra entre el Estado y los carteles del narcotráfico en su pulso contra la extradición. Pronto fue llevado a Norteamérica, donde fue condenado a 135 años de prisión. La pena, sin embargo, fue reducida cuando se convirtió en testigo en el caso contra el dictador panameño Manuel Antonio Noriega, quien estaba en el negocio del tráfico de cocaína y que fue depuesto de su cargo al frente del Gobierno tras la invasión estadounidense en 1989.

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