“California no es Washington D.C.”. Con esta frase, Gavin Newsom, el gobernador que lidera el principal motor económico de Estados Unidos, ha pedido trato preferencial a las naciones extranjeras en la guerra comercial que desató Donald Trump. El demócrata ha lanzado este viernes un mensaje a la comunidad internacional con la esperanza de que los líderes extranjeros excluyan los productos de los aranceles. “Nosotros valoramos el comercio internacional y la industria de la manufactura, por lo que seguiremos reforzando esos vínculos”, ha asegurado Newsom en un video.
Newsom ha puesto sobre la mesa sus cartas fuertes: California es la quinta economía del mundo con un PIB de 3,9 billones de dólares. Supera a otras grandes potencias económicas del país como Texas y Florida. Aporta cada año unos 83.000 millones de dólares a la tesorería federal. Cuenta con la industria agrícola más grande del país y alberga unas 36.000 fábricas que emplean a 1,1 millones de trabajadores. California arrebató en 1965 arrebató a Nueva York la primera posición en la fabricación de productos. Estos van desde piezas para la industria aeronáutica y militar, vehículos eléctricos como Tesla y fabricantes tecnológicos como Qualcomm o Intel.
El gobernador ha llamado a los aranceles “un impuesto a todos los estadounidenses”. Fue un importante actor anti Trump durante la primera presidencia del republicano. Con el retorno del magnate a la Casa Blanca, Newsom ha cuidado más su tono. Por una parte, porque la reconstrucción de Los Ángeles tras los incendios de enero depende en buena medida de recursos federales. También porque el mandatario estudia la posibilidad de contender en las presidenciales de 2028, lo que le obliga a tener un perfil más moderado.
Aún así, Newsom lleva meses advirtiendo del riesgo que encierra para California una guerra arancelaria como la que Trump inició este 2 de abril bajo el lema “día de la liberación”. Los aranceles que se han impuesto a China pueden ser especialmente dañinos para la economía estatal. La situación puede agravarse, pues Pekín ha prometido devolver desde el 10 de abril el golpe que Washington lanzó al resto del mundo esta semana. Las autoridades chinas han anunciado aranceles del 34% para los productos estadounidenses desde la próxima semana.
El Estado es la gran puerta de Estados Unidos a Asia. La autoridad del puerto de Los Ángeles asegura que un millón de empleos dependen de las actividades económicas de la terminal, que maneja el 10% de las importaciones de todo el país. El movimiento del puerto ha crecido cerca de un 20% en los últimos años. California tiene otras importantes terminales para el comercio marítimo en Long Beach, al sur de Los Ángeles, y Oakland, en la bahía de San Francisco. Estos puertos registraron pequeñas afectaciones en las cadenas de suministro en 2019, cuando Trump impuso una serie de medidas comerciales a Pekín.
El 40% de las importaciones de California proviene de México, Canadá y China. Estas representan unos 200.000 millones de dólares de los 491.000 millones de dólares en bienes que la mayor economía estadounidense recibe anualmente. El efecto local de los aranceles puede suavizarse, pues la Casa Blanca ha evitado aranceles generalizados a los mexicanos y canadienses, y los ha limitado a la industria automotriz, al acero y el aluminio. Pero el equilibrio es frágil y la situación puede cambiar en cualquier momento. El Gobierno de Ottawa ya ha contraatacado a la Administración Trump con tasas recíprocas del 25%.
Los tres países mencionados son también el principal destino para las exportaciones californianas. Las naciones gastan cada año unos 67.000 de dólares en productos, alrededor de un tercio del total de exportaciones que California envía al extranjero. Alterar el comercio podría poner en peligro a unos 60.000 negocios pequeños y medianos, de acuerdo a los cálculos del Gobierno estatal. Un análisis de la universidad de Yale estima que los aranceles pueden provocar una subida de 2,3% de la inflación este año y un incremento en los precios cercano a 3%.
El anuncio de Newsom busca que sus socios comerciales reciban un mensaje de solidaridad en los tiempos de incertidumbre económica que Trump ha creado. “Los aranceles de Donald Trump no nos representan a todos los estadounidenses”, aseguró el mandatario en X. Y añadió: “En nombre de los 40 millones del Estado, que abandera la economía estadounidense, nuestra visión es buscar las relaciones comerciales estables con el resto del mundo”.