Tanto el partido gobernante en Georgia desde hace doce años, Sueño Georgiano (SG), como los partidos de la oposición prooccidental se han proclamado vencedores este sábado de las elecciones en el país caucásico al cierre de las urnas, cuando se han publicado tres diferentes sondeos a pie de urna con resultados totalmente contradictorios. Gorbi, vinculada al partido gobernante, sostiene que SG ha obtenido el 56% de los votos por el 37% de los principales partidos de oposición, lo que le daría una mayoría absoluta en el Parlamento. Mientras que Mtvari y Edison, vinculadas a medios de comunicación opositores, otorgan a SG entre el 41% y el 42% de los votos, por entre el 48% y el 52% que dan a las cuatro coaliciones opositoras, que antes de los comicios habían pactado un programa conjunto en caso de victoria destinado a devolver a Georgia a su vía europea.
Han sido unas elecciones celebradas en medio de una fuerte polarización política, que la oposición había planteado como un plebiscito entre Europa y Rusia, dado el discurso antioccidental del Ejecutivo en los últimos años y su deriva cada vez más autoritaria, que ha llevado a la Unión Europea a congelar el proceso de adhesión de Georgia apenas unos meses después que, el pasado diciembre, le concediese el estatus de país candidato. El partido gobernante, por su parte, había definido estos comicios como un referéndum entre la paz y la guerra, acusando a la oposición de querer arrastrar al país caucásico a un enfrentamiento armado con Rusia.
Los dirigentes de Sueño Georgiano, incluidos su fundador, el oligarca Bidzina Ivanishvili, y el primer ministro, Irakli Kobakhidze, han comparecido tras el cierre de urnas en un escenario preparado junto a la sede del partido, donde se han autoproclamado vencedores con gesto alegre y risas. “Aseguro a los votantes que, aunque haya naciones más ricas y con democracias más antiguas, nuestra sociedad es tan capaz como ellas. Es esencial que entendamos en quién confiar y hacia dónde llevar al país. Os aseguro que, en los próximos cuatro años, lograremos muchas cosas”, ha dicho Ivanishvili, el hombre más rico del país.
Los seguidores de SG han tomado las calles e incluso se han lanzado fuegos artificiales pese a que los primeros resultados provisionales oficiales no se esperan antes que los transmita la Comisión Electoral a las 22.00 hora local (dos horas menos en la España peninsular). Quien tampoco ha esperado a los resultados oficiales ha sido el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, quien en la red social X ha felicitado a SG por su “arrolladora victoria”. El dirigente húngaro se ha convertido en un ejemplo a seguir por el partido georgiano, que, en los últimos años, ha dado un giro desde el centroizquierda al ultraconservadurismo.
Con todo los dirigentes de los diferentes partidos de la oposición han asegurado que la victoria es suya. “La Georgia europea está ganando con el 52% de los votos pese a los intentos de amañar las elecciones y cuando aún no se han computado los votos de la diáspora”, ha afirmado la presidenta del país, Salomé Zurabishvili, quien se ha erigido como coordinadora de la dividida oposición.
Por primera vez, Georgia estrenaba un sistema de reparto de escaños totalmente proporcional y un sistema de gestión del voto electrónico. La empresa seleccionada para ello fue Smartmatic, una multinacional de origen venezolano que ha gestionado procesos electorales en diversos países del mundo —en algunos, como Filipinas, con cierta polémica— y que abandonó Venezuela en 2017 tras denunciar que el Gobierno de Nicolás Maduro había manipulado los datos de participación de los comicios a la Asamblea Nacional Constituyente.
Al llegar al colegio electoral (en el 90% de los colegios electores que disponían de este sistema), la identidad de los votantes era comprobada en una mesa introduciendo su carnet en una maquina en la que aparecían datos y una fotografía. Posteriormente se le daba una papeleta en la que debía señalar su preferencia electoral que era depositada en una urna electrónica, que emite un recibo de voto y computa el sufragio, aunque no revela los resultados hasta el final de la jornada. Posteriormente, al votante se le rociaba el dedo con un líquido solo visible a la luz de rayos ultravioleta para impedir que votase más de una vez.
“El procedimiento está siendo muy limpio. La mecánica es complicada pero muy garantista”, afirmó un observador internacional consultado por EL PAÍS tras visitar una docena de colegios electorales en el oeste del país. Con todo, también señaló la “fuerte presencia” de miembros de Sueño Georgiano y sus organizaciones satélite.
Esta ha sido una de las mayores quejas de los observadores independientes y de la oposición: las actividades intimidatorias de militantes del partido gobernante, que en algunas zonas rurales han sido descubiertos tratando de pagar a los votantes por sus sufragios o amedrentándolos. “La legislación prohíbe la presencia de cualquier persona [fuera de quienes estén votando o estén acreditados como observadores o periodistas] a menos de 100 metros de los colegios electorales, y hemos visto a muchas personas no autorizadas tratando de movilizar a los votantes y recogiendo información personal de los votantes para intimidarlos y controlar su elección”, denunció Nino Dolidze, de la Sociedad Internacional para las Elecciones Libres y la Democracia (ISFED). Esta ONG detectó irregularidades de diversa gravedad en el 15% de los colegios electorales observados.
La más grave de estas irregularidades ocurrió en el distrito de Marneuli (sur del país), donde un observador de la oposición grabó cómo otro, también acreditado, introducía una gran cantidad de votos en la urna y un segundo las empujaba dentro. El observador que grabó las imágenes recibió una paliza pero consiguió transmitir el incidente, lo que llevó al Ministerio de Interior a iniciar una investigación y a la Comisión Electoral a clausurar este colegio electoral.
#Georgia 🇬🇪 Los observadores de “My vote” (coalición de ONGs) denuncian varias decenas de casos en los que se ha dado más de una papeleta a los votantes y obstáculos a los observadores. El caso más grave de momento es este de Marneuli (sur), que el Min Interior dice investigar. pic.twitter.com/mAmwZCeoBW
— Andrés Mourenza (@Andresmourenza) October 26, 2024
En el mismo distrito, el líder local del Movimiento Nacional Unido (MNU), principal partido de oposición, recibió una paliza. La formación ha denunciado agresiones en varias localidades a sus observadores, una de las cuales ha tenido que ser hospitalizada, y el arresto de cuatro de ellos.
Agresiones, amenazas y violencia
En un informe provisional, los observadores de My Vote —que engloba a una treintena de ONG proeuropeas— aseguran haber detectado casos de agresión física, amenazas y violencia en 38 distritos, es decir, la mitad con los que cuenta el país. “La severidad y el número de violaciones electorales en [las regiones de] Shida Kartli y Kverno Kartli, que incluyen la falta de comprobaciones, la obstrucción de observadores, un mal uso del líquido y los dispositivos de marcado y violencia contra observadores y su expulsión de los recintos, crean una sospecha razonable de una manipulación sistemática de las elecciones en estas regiones”, afirma My Vote.
A lo largo del día, la presidenta Zurabishvili pidió a la policía que interviniera con firmeza en estas situaciones y contra quienes trataron de intimidar a los votantes. También la Oficina del Defensor del Pueblo ha recogido informes sobre diversos episodios de violencia y ha hecho un llamamiento a las fuerzas de seguridad a que “estudien y evalúen todos estos supuestos incidentes criminales”. “El Defensor del Pueblo pide a los líderes de todos los partidos políticos y a sus seguidores que se abstengan de incitar e iniciar cualquier tipo de violencia y que faciliten que el proceso electoral sea llevado a cabo de forma pacífica”, exigió.