El ejército de Israel prepara el terreno ante una posible invasión de Líbano. El jefe de las Fuerzas Armadas de Israel, el general Herzi Halevi, ha afirmado ante las tropas que el ataque masivo de este miércoles contra Hezbolá persigue “preparar el terreno para una posible entrada (en Líbano) y seguir debilitando a Hezbolá”. El mensaje se produce tras varios días de especulación sobre una posible incursión terrestre israelí en el sur de Líbano para tratar de combatir a la milicia.
Horas antes, el ejército había anunciado también la movilización de varias brigadas en el norte del país, después de llevar a cabo nuevos bombardeos sobre Líbano poco después de un ataque inédito este miércoles por parte de Hezbolá con el lanzamiento de un misil balístico contra la zona de Tel Aviv, el primero reconocido por ambas partes en casi un año de enfrentamientos. La milicia chií ha precisado que el objetivo del cohete era la sede del Mosad (servicios secretos en el exterior), a las afueras de la ciudad y el corazón económico del país, donde han sonado las sirenas antiaéreas advirtiendo a la población del peligro. El ataque masivo que los aviones de combate israelíes están efectuando es el tercero de esta semana sobre territorio libanés.
Desde hace días, tanto el Gobierno como los mandos militares lanzaban la hipótesis de una posible invasión del país vecino. El movimiento de los militares movilizados este miércoles “permitirá continuar con los combates contra la organización terrorista Hezbolá, la defensa del Estado de Israel y la creación de las condiciones para que los residentes del norte de Israel puedan regresar a sus hogares”, señala un comunicado.
Este miércoles por la tarde no se aprecia movimiento de tropas en las carreteras del extremo más nororiental del país, junto al kibutz Rosh Hanikra, como ha comprobado EL PAÍS. “Todas las opciones están sobre la mesa. No es un secreto que se están movilizando muchas tropas en todo el país”, comenta Doron Speilman, portavoz castrense, en el kibut Saar, a cinco kilómetros de la frontera, uno de los puntos alcanzados este miércoles por la milicia chií. “Ya veremos qué ocurre estos días”, agrega sin ofrecer detalles de una posible invasión tras el anuncio de la movilización de varias brigadas.
“El ejército está golpeando completamente lo que consideramos una amenaza inminente contra el Estado de Israel. Esa es la de los misiles y cohetes que Hezbolá tiene listos en habitaciones y áticos, así como el liderazgo de Hezbolá, con el que estamos acabando”, detalla el militar en medio de los daños causados por el proyectil. “Si Hezbolá se retira hacia el río Litani, esto se acaba”, añade Speilman en referencia al cauce, unos kilómetros más arriba de la frontera, en cuya orilla meridional el grupo chií tiene prohibido estar desplegado por la resolución 1.701 de la ONU.
Medio millón de desplazados
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El ministro de Exteriores libanés, Abdalá bu Habib, ha puesto número a quienes escapan aceleradamente (en coches, motos, andando…) de los bombardeos que Israel inició el lunes y que han matado a cerca de 600 personas y herido a más de 1.800. Estas son cifras inéditas en el país en tan poco tiempo desde el final de la guerra civil, en 1990. “Teníamos 110.000 desplazados y ahora estamos cerca del medio millón”, ha dicho el ministro en un acto organizado por el think-tank Carnegie Endowment for International Peace. Un éxodo masivo —en un país de 5,5 millones de habitantes —que se dirige hacia casas de familiares (o, directamente, de desconocidos), colegios habilitados como refugios u hoteles. Cientos de refugiados sirios, además, están regresando a su país pese a que en este sigue en guerra.
La milicia ha señalado que el lanzamiento hacia la sede del Mosad es una venganza por el ataque con la detonación casi simultánea a distancia de miles de buscas y walkie-talkies que el partido-milicia había repartido entre los suyos. Israel no ha reconocido explícitamente esa operación, pero sí ha dado a entender, en declaraciones de varios mandatarios, incluido el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que es obra del Mosad.
Solo a lo largo de la mañana del miércoles la milicia ha lanzado unos 40 cohetes hacia distintas regiones de Israel. El tierra-tierra dirigido hacia Tel Aviv fue interceptado por el sistema de defensa antimisiles, según el ejército, que no ha cambiado las instrucciones indicadas a la población civil en la zona centro, ni anulado las clases escolares. Tampoco se ha informado de daños personales o materiales.
Es la primera vez que Hezbolá llega tan lejos con uno de sus proyectiles en casi un año de enfrentamientos, han señalado las Fuerzas Armadas de Israel. La milicia reivindicó un ataque similar el mes pasado, en una medida represalia al asesinato de su número dos, Fuad Shukr, pero el Gobierno de Benjamín Netanyahu lo tildó de propaganda. Poco después, el ejército israelí ha anunciado “bombardeos extensivos” en el sur de Líbano y en el valle de la Becá, igual que en los dos días previos. Por primera vez ha atacado Maaysrah, en la región de Keserwan, de mayoría cristiana.
La jornada ha dejado otra nueva prueba de los riesgos de extensión regional del conflicto. Las milicias pro iraníes en Irak han anunciado el lanzamiento de un dron contra los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel desde la guerra de los Seis Días, de 1967. Cuando sonaron allí las sirenas, los aviones de combate israelíes derribaron el dron al sur del mar de Galilea, señaló el ejército. En el entorno de Haifa, que acoge en el noroeste el principal puerto del país, a solo una treintena de kilómetros de la frontera con Líbano, las pasadas de los aviones de combates son constantes, como en los últimos días.
Triple escudo antiaéreo
En este tiempo, Hezbolá ha ido ampliando el radio del lanzamiento de sus proyectiles, coincidiendo con los más intensos bombardeos sobre sus posiciones de la aviación israelí. Israel basa su defensa en un triple escudo antiaéreo, principalmente, que es el que ha desbaratado este miércoles los planes de la milicia chií libanesa de asestar un golpe en el corazón de una de las instituciones mejor protegidas. Fuentes militares israelíes aseguran que su efectividad es de en torno al 90% y cuenta con un férreo apoyo de su principal aliado, Estados Unidos.
En la capa inferior, la más próxima al terreno, se halla la Cúpula de Hierro, que funciona desde 2011 en la interceptación de cohetes de corto alcance y artillería como los que, sobre todo, Hamás y la Yihad Islámica disparan con frecuencia desde Gaza o Hezbolá, ahora desde el sur de Líbano. A nivel intermedio, se encuentra el conocido como sistema David’s Sling (la honda de David), operativo desde 2017 y destinado a detener misiles balísticos y de crucero, así como cohetes de mediano y largo alcance. En este nivel es en el que habría actuado la defensa israelí con el ataque de la milicia chií este miércoles. Por último, en la capa superior se encuentra en funcionamiento también desde 2017 el sistema Arrow, para interceptar misiles que vuelan por fuera de la atmósfera.
La incursión con tropas terrestres en Líbano con la que se especula buscaría hacer retroceder a los milicianos de Hezbolá apostados en el entorno fronterizo desde donde llevan a cabo frecuentes ataques hacia el sur. Netanyahu, haciendo ver que la situación es insostenible, ha insistido en que van a hacer todo lo necesario desde el punto de vista militar para que regresen a sus casas de forma segura los 60.000 vecinos evacuados del entorno más próximo de esta linde.
Los vecinos se arremolinan a la entrada de la casa atacada en el kibutz Saar. Un grupo de jóvenes arengaba entre cánticos a las tropas de su país y en contra de Hezbolá delante del micrófono de un canal israelí. Uno de ellos es Ariel Bahat, de 18 años, que vive a escasos metros de donde ha caído el proyectil. A su edad, sabe que pronto le tocará el turno de unirse a las tropas, pero eso duda al ser preguntado si es el momento de que su país ordene una incursión terrestre en Líbano. “De momento, es mejor que sigan alcanzando objetivos con la aviación. Ya veremos, si Hezbolá nos sigue atacando si llega el momento de invadir”, señala. Otro vecino, un padre de familia que no da su nombre, pide “menos especulaciones” ante esa posible operación terrestre, y “más fe”. “Esta familia ha tenido mucha suerte. Dios los ha salvado”, añade Spielman, el portavoz militar.