El condado de Los Ángeles sufre este martes de una peligrosa combinación. Fuertes vientos y condiciones secas del ambiente han puesto en alerta a miles de personas en el principal núcleo urbano del sur de California. Un incendio forestal ha crecido rápidamente en pocas horas hasta alcanzar las 480 hectáreas, lo que ha puesto en alerta a Pacific Palisades, una exclusiva zona montañosa ubicada al noroeste de la ciudad. Las autoridades han solicitado la evacuación de 30.000 personas en esta zona residencial. La situación en el área puede empeorar hacia el fin de la tarde, cuando se esperan ráfagas de vientos de hasta 160 kilómetros por hora.
Karen Bass, la alcaldesa de Los Ángeles, pidió abandonar su casa a la población al noreste de Topanga Canyon, el bulevar que conecta la costa del Pacífico con el Valle de San Fernando, al norte. El Departamento de Policía ha enviado a 100 agentes a auxiliar en la evacuación en 10.000 residencias y 15.000 negocios y tiene a otros 60 elementos a la espera por si las circunstancias empeoran. Las autoridades han habilitado también un par de albergues que están recibiendo a personas y animales domésticos.
Las órdenes de evacuación han creado un caos en la zona, que no tiene suficientes rutas de acceso y cuya ruta principal de entrada y salida es la gran avenida que corre del sur al norte y atraviesa el parque estatal de Topanga. Esta se ha convertido en un cuello de botella de cinco kilómetros entre la gente que huía al sur con las patrullas y los coches de bomberos que se dirigían al norte de la montaña.
Las autoridades se toparon con decenas de coches abandonados a mitad de la calle por sus dueños, quienes huyeron desesperados por el miedo de ser alcanzados por las llamas. Los bomberos han debido utilizar maquinaria pesada para retirar los vehículos que bloqueaban el paso a los camiones cisterna y a los equipos de rescate.
Las autoridades y vecinos de los barrios afectados han pedido a través de los medios de comunicación a la gente que está saliendo de la zona que dejen las llaves dentro de sus coches para que los equipos de rescate puedan retirarlos y así poder combatir las llamas. El incendio tenía una contención de 0% la tarde de este martes.
El incendio Palisades ha dejado una enorme nube de humo visible desde prácticamente todo Los Ángeles. Al noroeste de la ciudad, el fuego ha provocado poca visibilidad, mucha ceniza e imágenes apocalípticas en una zona en la que viven unas 23.000 personas, la mayoría familias de clase media alta y algunas celebridades como Matt Damon, Jennifer Lopez, Miles Teller y Chris Pratt, entre otros.
Un centenar de bomberos está trabajando contrarreloj en esa región del condado. Los meteorólogos han pronosticado para esta tarde fuertes vientos sostenidos y ráfagas que podrían alcanzar hasta las 100 millas por hora (160 kilómetros por hora). Estos soplarán desde las 18.00 del martes y hasta la madrugada del miércoles, lo que podría alimentar las llamas en la zona afectada. Los vientos tienen una ruta que corre desde el interior del Estado, al este, rumbo al mar, precisamente en la región que combate contra el fuego.
Las autoridades calificaron la borrasca esta mañana como “muy destructiva” y que representaba “un riesgo de muerte”. De momento no se ha informado de fallecidos ni heridos por el incendio, que ya ha consumido varias residencias. La alerta se ha reforzado en una conferencia de prensa celebrada esta tarde.
“Por favor tómense esta emergencia muy en serio. Es algo que va a empeorar a lo largo de la noche y debemos estar en alerta”, aseguró el jefe de policía de Los Ángeles, Jim McDonell.
La alerta por los vientos ha obligado a las compañías eléctricas a programar cortes al servicio para evitar que se originen nuevos incendios en la ruta de la ventisca. Los meteorólogos han advertido de que estas son las peores condiciones en más de una década. Vientos huracanados provocaron en 2011 daños a más de 200 casas, derribó decenas de árboles en los condados de Los Ángeles y Ventura y causaron cortes al suministro que afectaron a unas 400.000 personas.